La mansedumbre consiste en saber soportar desgracias, maltratos y muerte de parte de gente malvada. Además, este sustantivo «denota una actitud humilde y bondadosa, que se expresa particularmente en una sumisión paciente frente a las ofensas, carece de malicia y del deseo de revancha».8 La mansedumbre es una virtud mesiánica que Jesús demostró tenerla, cuando realizó su entrada triunfal a Jerusalén. Debido a ello, logró cumplir la profecía que el Salvador sería «humilde y vendría montado en un asno» (Zac.
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